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martes, 2 de febrero de 2010

CCSVI, AUTOINMUNIDAD Y NUTRICIÓN

La foto superior fue tomada el 17 de junio de 2004 durante una conferencia que el Dr. Ashton Embry pronunció en la ciudad inglesa de Lancaster. En ella explicó los fundamentos científicos de la dieta que lleva años proponiendo como forma de minimizar los daños que provoca la EM. En la entrada de hoy publicamos la traducción del artículo "CCSVI, Autoinmunidad y Nutrición" publicado en el número 59 de la revista "New Pathways" que publica el MSRC (siglas inglesas del Multiple Sclerosis Resource Centre) del Reino Unido. La dieta es conocida por las iniciales BBD (siglas inglesas de Best Bet Diet) y hay mucha información sobre la misma tanto en la página web de la organización fundada y dirigida por Ashton Embry Direct-MS como en la página web del propio MSRC.

A mediados de septiembre del año pasado los investigadores de la esclerosis múltiple (EM) y las sociedades de enfermos de EM parecía que estaban desinformados, o estaban ignorando el revolucionario planteamiento del Dr. Paolo Zamboni de que las obstrucciones venosas y un defectuoso flujo sanguíneo del cerebro (CCSVI) eran un aspecto central del proceso de la EM, y de que el tratamiento de la CCSVI era una terapia potencialmente muy útil. Esta reacción de meter la cabeza debajo del ala no era la mejor para los intereses de las personas con EM, y estaba claro que había que hacer algo para cambiar esta situación tan lamentable.

Hace nueve años ayudé a una periodista especializada en temas de salud, Avis Favaro, en un artículo que trataba sobre las relaciones entre la vitamina D y la EM. Siguiendo el consejo de mi esposa, contacté con Avis para informarle del trabajo del Dr. Zamboni y ella rápidamente se convenció de su gran importancia. Ella y su productora, Elizabeth St Philip, realizaron un documental estupendo que fue emitido a finales de noviembre del año 2009. El documental se convirtió en una especie de virus que se extendió por internet y provocó un mayor grado de conocimiento de la CCSVI y del significado potencial que tenía el tratamiento "liberador" de la misma.

Semejante grado de conciencia y sensibilización se tradujo en una tremenda presión pública sobre las sociedades nacionales de EM que se vieron forzadas a reconocer públicamente el trabajo del Dr. Zamboni y a anunciar, a toda prisa, la convocatoria de ayudas para proyectos de investigación sobre la CCSVI. Ahora que la CCSVI ya no puede ser ignorada, la medicina convencional demanda que se hagan dos tipos de estudios de investigación fundamentales antes de que el tratamiento de la CCSVI se ofrezca de una forma rutinaria a los enfermos de EM.

El primero tendría como objetivo probar de forma incontrovertible que la CCSVI está asociada con la EM. Afortunadamente, ya se está llevando a cabo un estudio exhaustivo a un gran número de pacientes en la Universidad de Búfalo que dará respuesta a esa cuestión y debería finalizar en el 2011 ó 2012. Una vez rematado éste, se deberá hacer otro gran ensayo clínico, aleatorizado a ciegas, sobre la eficacia del tratamiento de la CCSVI mediante intervenciones quirúrgicas vasculares. El tratamiento de la CCSVI llegará a estar disponible de forma generalizada sólo después de que ensayos debidamente diseñados y realizados demuestren claramente su utilidad (en el año 2015 o más tarde).

Antes de plantear qué pueden hacer las personas afectadas de EM en los próximos 5 años en los que el tratamiento de la CCSVI aún no estará disponible, quiero abordar el tema de si la autoinmunidad es o no es, en realidad, parte del proceso de la enfermedad. La evidencia científica actualmente disponible deja pocas dudas de que la CCSVI es quien pone en marcha el proceso de la EM. La CCSVI causa un flujo sanguíneo reducido del cerebro y a esto se le llama hipoperfusión. Está establecido que la hipoperfusión puede provocar tanto la muerte de oligodentrocitos (las células que forman la vaina de mielina) como la destrucción de la mielina. Bernie Juurlink describió esto, de forma notable, en un premonitorio artículo de 1998. Una pista decisiva de esto es un articulo reciente de John Prineas y sus colegas que ha puesto la guinda al pastel al demostrar que la muerte de los oligodentrocitos y la desintegración de la mielina preceden a cualquier reacción inmunitaria en el sistema nervioso central (SNC); observaciones éstas que arrojan al popular modelo autoinmune de la EM al cubo de la basura.

La hipoperfusión también conduce a una mayor expresión de las moléculas de adhesión en la barrera hematoencefálica (BHE), así como a la inflamación y daño de la misma mediante las deposiciones de hierro. Estos fenómenos, conjuntamente considerados, permiten a las células del sistema inmunitario sensibles a la mielina acceder al SNC. Las reacciones autoinmunes posteriores provocan un daño sustancial a la mielina y a los axones que, a su vez, provocan las discapacidades clínicas que caracterizan a la EM.

Por consiguiente, a pesar de haberse certificado la defunción del modelo autoinmune, está claro que los procesos autoinmunes relacionados con la mielina son una parte importante, aunque secundaria, de la EM. Esto se refuerza por el hecho de que las personas con EM son, muy probablemente, portadoras de algún gen específico que propicia la autoinmunidad; y por otro tipo de datos.

Ante esta situación, ¿qué hacer hasta que el tratamiento de la CCSVI esté disponible con normalidad? Una opción será ir a operarse a un país en vías de desarrollo, como por ejemplo la India, y esto resultará de interés para aquellos con dinero suficiente y una alta tolerancia a la asunción de riesgos. Sin embargo, la mayoría de las personas con EM tendrán que vivir con las venas bloqueadas y con los consecuentes daños que provoca dicha patología. Mi recomendación es que, durante este tiempo, es fundamental usar estrategias nutricionales que sirvan para paliar los efectos tanto de la CCSVI como de la autoinmunidad y que contrarresten los factores que potencian o realzan los procesos de la enfermedad.

Las estrategias nutricionales, que han sido propuestas por Direct-MS (1), fueron formuladas en su día sobre la base de que la autoinmunidad a la mielina y la ruptura de la BHE eran las claves de los procesos implicados en la EM. Por tanto, las mismas estrategias son aún susceptibles de ser adoptadas y enfatizaría la necesidad de evitar los lácteos, el gluten, las legumbres y las comidas a las que el paciente muestre algún tipo de alergia, así como adoptar aquellas que aseguren la integridad de la barrera intestinal. Todas estas medidas van encaminadas a reducir la producción de células que, como la mielina, induzcan la reacción inmunitaria y el consiguiente daño que ello implica.

Sin embargo, las recomendaciones publicadas tienen que ser complementadas por estrategias que tengan en cuenta la presencia de la CCSVI. Los estudios sobre las relaciones entre la nutrición y la salud de los vasos sanguíneos -o el flujo sanguíneo- abordan, casi en exclusiva, la salud de las arterias con referencia a la prevención y tratamiento de la enfermedad cardiovascular. No obstante, estos estudios son también aplicables tanto en lo que se refiere a la salud de las venas como para mejorar el flujo sanguíneo venoso, siendo importantes, por tanto, para paliar los efectos de la CCSVI.

Quedé sorprendido al comprobar que casi todas las recomendaciones para una buena salud vascular y para mejorar el flujo sanguíneo ya forman parte de las estrategias recomendadas por nosotros. Estas incluyen: 1) tomar suficiente vitamina D, varios tipos de vitaminas B y Omega 3 EFA, 2) uso de grasas monoinsaturadas como por ejemplo la adopción del aceite de oliva como la grasa de uso preferente, 3) tomar una abundante cantidad de antioxidantes a través del consumo de frutas, verduras y té verde, además de suplementos específicos como el extracto de semilla de uva y el ginkgo biloba, 4) ingesta adecuada de minerales como por ejemplo el calcio, el magnesio y el zinc, 5) reducción sustancial del consumo de grasas saturadas y carbohidratos con alto índice glucémico (azúcar, cereales).

Los cambios que hay que introducir en nuestra dieta para afrontar la CCSVI de la mejor manera posible son: añadir unos cuantos suplementos nuevos e incrementar la ingesta de otros ya recomendados. Por lo que se refiere a los nuevos suplementos, estoy de acuerdo con los que sugiere Joan Beal, quien ha sido una defensora inagotable de la idea de que la CCSVI es la causa primaria de la EM y ha estudiado las formas de promover la salud vascular. Ella propone que se añadan a la lista suplementos anti-trombos y anti-inflamatorios tales como la serrapeptase y la nattokinase (enzimas proteolíticas), la cúrcuma, la bromelaína y el yodo. Yo añadiría también a la lista la acetil-L-carnitina.

Por lo que se refiere a los cambios en la lista de suplementos recomendados en la página web Direct-MS, sugeriría tomar la cantidad de vitamina D necesaria hasta alcanzar un nivel de vitamina D 25-Hidrox de 175-200 nmol (6000-8000 IU para la mayoría), incrementar la ingesta de omega 3 EFA hasta los 5 gr. de DHA+EPA, usar todos los suplementos antioxidantes citados en la lista básica (en vez de 1 ó 2) e incluir en esta lista básica al ALA (ácido alfa lipoico) y la EGGC que figuraban antes en la lista personalizada. Recomendaría también aumentar la ingesta de las vitaminas B (una pastilla de B-Complex de 100 mg.) y tomar 2 gr, de niacina flush-free y 1 ó 2 gr. de B-12. La lista completa y actualizada que recoge todos estos cambios se puede ver en la página web de Direct-MS.

En resumen, las estrategias nutricionales son la mejor manera de tener bien controlada a la EM hasta que el tratamiento de la CCSVI esté disponible.

Autor: Ashton Embry Ph.D. Fecha: Febrero, 2010 Fuente: http://www.direct-ms.org/CCSVI.html


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