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miércoles, 24 de marzo de 2010

TODO EL MUNDO CON EM DEBERÍA SER EXAMINADO Y TRATADO DE LA CCSVI

Recomendar que el diagnóstico y el tratamiento de la CCSVI no esté disponible hasta que se hayan finalizado de forma concluyente los ensayos clínicos (5-10 años) es irresponsable, imprudente y completamente al margen de las necesidades de las personas con EM. Time is Brain, y todos quieren preservar en buen estado tanto cerebro como sea posible.

Dos estudios recientes ponen en evidencia hallazgos fundamentales que muestran que la CCSVI es un problema serio para la esclerosis múltiple (EM) y que cada persona con EM debería ser examinada y, si lo necesita, ser tratada de la CCSVI tan pronto como sea posible.

Padecer de CCSVI agrava la EM, en tanto que es una impulsora significativa del proceso de la enfermedad y cualquier persona con EM y CCSVI tiene un mayor riesgo de experimentar una mayor progresión de la enfermedad.

Está claro que el problema más importante al que se enfrentan las personas con EM en estos momentos es que aquellos que tienen el poder, los neurólogos y las grandes sociedades y asociaciones de EM, están absolutamente en contra de llevar a cabo dichos diagnósticos y tratamientos. Este problema no tiene una fácil solución y es básicamente una prueba de fuerza entre voluntades enfrentadas.

Tengo la impresión de que la única esperanza que tienen las personas con EM es conseguir que los medios de comunicación vean lógicas las razones que justifican la necesidad de analizar y tratar la CCSVI y, de paso, pongan en evidencia la autocomplacencia y el nefasto planteamiento de los neurólogos y las sociedades de EM. Fue una gran producción audiovisual (el documental televisivo de la CTV canadiense) lo que forzó a neurólogos y sociedades de enfermos a reconocer finalmente la existencia de la CCSVI, y será alguna producción similar la que los deje expuestos al bochorno público, de forma que, al final, acabarán teniendo que hacer lo que es más conveniente para la gente con EM.

Confirmada la relación entre la CCSVI y la EM

Dos estudios estadounidenses recientes han mostrado una firme relación entre la CCSVI y la EM. Uno es el que se lleva a cabo en la Universidad de Buffalo donde los investigadores examinarán, en tres fases, a un total de 1600 personas con el objetivo de estudiar la presencia de la CCSVI. Del total de 1600 personas a examinar, 950 serán enfermos de EM, 100 serán personas que hayan experimentado algún episodio inicial de desmielinización, 300 serán personas con otras enfermedades del sistema nervioso central, y las 250 restantes serán personas sanas que harán de sujetos de control.

Los resultados de la Fase I, que involucró a 500 pacientes (280 con EM, 161 sujetos de control, 59 otros) muestran que:

• El 56% de las personas con EM tenían CCSVI.
• El 22% de los sujetos sanos de control tenían CCSVI.
• El 38% de las personas con un episodio inicial de desmielinización tenían CCSVI.
• El 80% de las personas con una EM más avanzada tenían CCSVI.

El segundo estudio realizado en la Universidad de Georgetown investigó la naturaleza y el origen de las malformaciones venosas responsables de la CCSVI. Los investigadores vasculares encontraron que las malformaciones venosas tienen un origen congénito y, ni son producto de lesiones ambientales ocurridas en momentos posteriores al parto, ni son debidas al proceso mismo de la EM.

Esta formación en el útero de las malformaciones venosas significa que la CCSVI aparece ANTES de que el proceso de la EM se inicie. Lo que constituye un hecho que condiciona fuertemente la comprensión de la relación causa/efecto entre la EM y la CCSVI.

LA CCSVI empeora la EM

La consideración conjunta de los resultados de Buffalo y los de Georgetown nos permiten extraer tres conclusiones principales:

• Dado que el 25% del grupo sano de control y sólo el 56% del grupo de los que tienen EM tenían CCSVI, parece lógico deducir que la CCSVI no es la causa primaria de la EM.

• La CCSVI está firmemente asociada con la EM; y, dado que la CCSVI precede al surgimiento de la EM, significa que la CCSVI tiene que contribuir al proceso de la EM.

• Tener CCSVI agrava la EM. La mayor presencia de la CCSVI en el grupo de pacientes de EM con mayor grado de discapacidad significa que la CCSVI es un factor que actúa como impulsor del proceso de la EM. Por tanto, si una persona con EM tiene CCSVI, tiene un riesgo mucho mayor de experimentar un mayor grado de progresión de la enfermedad.

Para mí, el modelo explicativo más simple de la EM, que hace encajar todos los datos, es que la EM es una enfermedad autoinmune que se ve grandemente exacerbaba por el riesgo de tener CCSVI. Por tanto, casi todos los enfermos con un alto grado de discapacidad es muy probable que tengan CCSVI, mientras que la mayoría de aquellos con formas benignas de la EM es muy probable que no la tengan.

La conclusión de todos estos hallazgos es que la CCSVI es un problema muy serio para la EM y que cada persona con EM debería ser examinada y, en caso necesario, tratada de la CCSVI tan pronto como sea posible. Esta idea debería ser propagada a voces a los cuatro vientos.

Para ayudar a todo el mundo a entender porqué es imperativo que el examen y el tratamiento de la CCSVI se haga tan pronto como sea posible, he preparado el diagrama que se presenta arriba.

La pregunta que se trata de responder es si las personas con EM deberían ser examinadas y tratadas de la CCSVI. La respuesta está en el diagrama.

Como se puede ver en el diagrama, uno puede obtener las mayores ganancias (si es tratado de la CCSVI), o las mayores pérdidas (si no es tratado de la CCSVI), si se considera que la CCSVI es realmente un factor clave en la EM; como, por cierto, todos los datos nos están indicando en la actualidad.

En el caso de que la CCSVI no fuese un factor clave de la EM, hay unas pérdidas -globalmente consideradas- menores en el caso de que se tratase la CCSVI, y no hay ganancias si no se tratase.

La opción que supone unas mayores ganancias o unas pérdidas menores es "Tratar la CCSVI"; y por tanto, es preferible a la otra opción que es "No tratar la CCSVI", porque ésta opción implica unas pérdidas mayores o ausencia de ganancias.

Espero que este diagrama ayude a poner en claro por qué las personas con EM deberían seguir reclamando con fuerza una atención médica apropiada, que en su caso significa pedir que sean examinadas y tratadas de la CCSVI ya mismo.

Nuevos descubrimientos sobre la Vitamina D. Más razones para tomar cantidades adecuadas.

Trataré ahora sobre los nuevos descubrimientos que ponen en relación la vitamina D y la EM, un asunto sobre el que he estado alertando durante más de una década.

Muchos investigadores se han dado cuenta ahora de que la deficiencia de vitamina D es un factor significativo a la hora de explicar la aparición y la progresión de la EM. En los últimos meses han aparecido los resultados de cinco -sí, cinco- estudios notables; principalmente abstracts de trabajos para el próximo Congreso de la Asociación Americana de Neurólogos.

La vitamina D y el riesgo de padecer EM

En los últimos años varios estudios han mostrado que la EM está correlacionada con el mes de nacimiento de los pacientes: muchos pacientes nacieron en primavera y menos durante el otoño. Hay dos formas de explicar esto. Una es la falta de vitamina D mientras se está en el útero, y la otra es una infección durante el embarazo. Ambos factores de riesgo son más comunes en invierno; por consiguiente, más plausibles en los nacidos durante la primavera.

La investigación de Harvard ha mostrado que la mujeres embarazadas que habían consumido más vitamina D, ya sea a través de suplementos y/o un mayor consumo de leche, tenían un menor riesgo de tener niños con EM. Por tanto, parece que la ingesta de vitamina D durante el embarazo es realmente un factor importante y recomendaría a todas las mujeres embarazadas tomar 5000 IU de vitamina D cada día.

Un estudio australiano ha mostrado que hay un fuerte gradiente Norte-Sur en las personas que experimentaron un primer episodio desmielinizante (PED) que, en la mayoría de los casos, es un precursor de la EM. Curiosamente, el gradiente para los hombres era mucho mayor que para las mujeres y la razón de esto es que los hombres pasan mucho más tiempo al sol. Tenían una tasa mucho menor de PED en las áreas más soleadas, las de menor latitud (¡1/6 de la tasa de las mujeres!), lo que lleva a un mayor gradiente. Hay que resaltar que los hombres en esas áreas tienen una tasa mayor de cáncer de piel que las mujeres. Por tanto, hay pocas dudas de que la exposición a los rayos ultravioleta y la correspondiente síntesis de la vitamina D en la infancia y adolescencia es responsable del gradiente Norte-Sur de los PED; demostrando, una vez más, que un nivel adecuado de vitamina D reduce en gran medida el riesgo de padecer EM.

La vitamina D y la actividad de la enfermedad

Dos estudios recientes han mostrado que los niveles de vitamina D también tienen influencia en la actividad de la enfermedad. En uno de ellos, realizado en la Universidad de San Francisco, se encontró que a menor nivel de vitamina D en sangre, mayor tasa de recurrencia en pacientes infantiles diagnosticados de EM. Por cada aumento de 25 nmol/l en el nivel de vitamina D en sangre había una reducción del 34% de la tasa de recurrencia subsiguiente ¡Ahora resulta que el nivel de vitamina D en sangre sí es significativo!

En el otro estudio se encontró que la gente con deficiencia de vitamina D tenía dos veces más probabilidades de tener lesiones activas en el sistema nervioso central que aquellas con un nivel adecuado de vitamina D. Hay que hacer notar que los autores del estudio fijaron el nivel adecuado de vitamina D en 75 nmol/l, una cantidad que yo diría insuficiente. Uno tiene que suponer que si todos los pacientes de EM tuvieran un nivel óptimo de vitamina D (>150 nmol/l) tendría que haber mucha menos gente con lesiones activas.

Para finalizar, otro estudio referente a la vitamina D se centró en un nuevo efecto positivo que probablemente se derivaría de tener circulando un nivel óptimo de vitamina D. El Dr. Scott Sloka, un joven y muy inteligente neurólogo que recientemente abrió una clínica de EM en las afueras de Toronto, estudió la potencialidad neuroprotectora que tiene la vitamina D. Encontró que la "vitamina D reduce el daño neuronal en la EAE (la versión de la EM en ratones) y tiene el potencial de reducir la pérdida de neuronas y axones".

Estos tres estudios no dejan ninguna duda de que es importante para las personas con EM tomar todos los días entre 6000 y 8000 IU de vitamina D.

¿Qué relación hay entre la CCSVI y la vitamina D?

Con todos estos datos nuevos relativos tanto a la CCSVI como a la vitamina D en relación con la EM, parece obvio preguntarse: ¿Qué relación hay entre la CCSVI y la vitamina D por lo que respecta a la EM? Por desgracia, yo no tengo una respuesta sólida.

Los datos dicen que la vitamina D es muy importante para controlar las reacciones autoinmunes y esto es una razón obvia de porqué es tan efectiva en la EM. Por otro lado, sabemos que la vitamina D también afecta a la salud de las venas, por tanto es legítimo pensar en la posibilidad de que un nivel adecuado de vitamina D durante el embarazo y la infancia podría evitar, o reducir en gran medida, los efectos de la CCSVI. La relación entre la vitamina D y la CCSVI en la EM reclama con urgencia que se inicien nuevas investigaciones.

Autor: Ashton Embry. Fecha: Marzo, 2010. http://www.direct-ms.org/

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