La británica Ella Findlay viajó a Katowice (Polonia) para ser diagnosticada de insuficiencia venosa cerebroespinal crónica (CCSVI). Quería averiguar si tenía el problema en las venas del cuello después de tener noticia de las investigaciones llevadas a cabo por el especialista vascular italiano Paolo Zamboni. El Dr. Zamboni realizó pruebas de ultrasonido -ecografías- y venografías -realizadas mediante resonancias magnéticas- de las venas que drenan el cerebro en cientos de pacientes y encontró que la mayoría de la gente con esclerosis múltiple presentaba una circulación defectuosa en las venas del cuello. Un defecto que él denominó CCSVI.
Ella tuvo la fortuna de ser diagnosticada por el Dr. Marian Simka, un doctor con mucha práctica en este campo, porque si no fuera por su experiencia podría haber vuelto a casa sin haber recibido ningún tratamiento. El Dr. Simka, después de un primer análisis, le dijo que su caso era dudoso, que no estaba claro donde podía estar el problema. Al final, una vez realizado el venograma, se encontró en la vena yugular derecha una estenosis severa situada entre la mandíbula y el oído. El equipo de cirujanos vasculares que lidera el Dr. Simka procedieron entonces a realizarle una intervención endovascular que en su caso concreto consistió en la introducción de un líquido de contraste en las venas y la introducción de un catéter con un balón hinchable en el extremo que, desde la ingle, fue conducido hasta la zona de la vena que estaba obstruida. Una vez situado el catéter en la zona estenosada, hincharon el balón para ensanchar esa parte de la vena.
Después de la intervención pasó la noche en el Hospital. Al día siguiente por la mañana fue dada de alta con una serie de 7 inyecciones de un medicamento anticoagulante para evitar la formación de trombos. El procedimiento fue llevado a cabo con anestesia local y Ella dice que sólo sintió un pequeño malestar y ruido cuando hincharon el balón. Dos días después ya se había recuperado suficientemente como para ir con una excursión turística a visitar Cracovia. Dos días más tarde tomó un vuelo de regreso a casa, llegando a Farnham, al suroeste de Londres, a medianoche. Al día siguiente se levantó y se fue a trabajar, comentándole posteriormente a su madre que había andado más que en los 9 meses anteriores y que, además, lo había hecho por sí misma. Desde entonces ha experimentado claras mejorías, ya no tiene las infecciones urinarias que le provocaban los antibióticos y últimamente es capaz de llevar una vida normal. Ella está contenta de haber asumido el riesgo de ir a Polonia. ¿Qué valor tiene la vida si no estás dispuesta a asumir riesgos para poder vivirla?
Desde que se escribió la primera versión de este testimonio, Ella ha visto desvanecerse las mejorías y ha pedido una nueva cita en la clínica polaca para comprobar si la vena ha reestenosado. Esto puede suceder en algunos casos. Es importante advertir que esta intervención no garantiza un resultado positivo para todo el mundo.
Fuente: http://www.ms-ccsvi-uk.org/home/newsletters.html
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