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martes, 30 de noviembre de 2010

LA PRIMERA VICTIMA MORTAL DE LA GUERRA DE LIBERACIÓN

Ya sé que los seguidores del blog saben de sobra quien es Ashton Embry -el autor del artículo de hoy-, y a qué se refiere con la expresión "Guerra de Liberación". Para aquellos recién llegados que no conocen al autor les sugiero que pinchen aquí para tener una breve referencia personal del mismo, y para los que no saben a qué se refiere con la expresión "Guerra de Liberación" les recomiendo que pinchen aquí para saber de qué "guerra" está hablando.

Ashton Embry.- Me ha entristecido profundamente la muerte de Mahir Mostic debida a las complicaciones sufridas después del tratamiento de la CCSVI. Mis hijos son de la misma edad que el señor Mostic y puedo imaginar el dolor devastador que sus seres queridos deben estar experimentando. Mi más profundo pésame a su familia y amigos.

Ha habido una gran cantidad de publicidad en torno a esta tragedia y, como era de esperar, también ha habido una gran cantidad de acusaciones lanzadas a diestro y siniestro. Creo que sería útil examinar los hechos que rodean el caso para ver qué es lo que falló, y ver cómo podríamos reducir las posibilidades de se produzca otra víctima mortal relacionada con el tratamiento de la CCSVI.

He tratado de reconstruir la secuencia de los hechos a partir de las noticias periodísticas publicadas, y debo advertir que tal vez la reconstrucción no sea del todo correcta, dadas las fuentes que he utilizado. En junio de 2010, el Sr. Mostic fue operado de sus obstrucciones venosas en Costa Rica y, formando parte del tratamiento, se le implantó un stent en una vena yugular. Antes de regresar a Canadá experimentó algunos problemas de coagulación que fueron tratados y resueltos con anticoagulantes en la clínica donde se realizó la operación. Unos meses después de su regreso a Canadá, empezó a sentirse mal y supuso que era debido a un problema venoso relacionado con el tratamiento de la CCSVI. Buscó ayuda médica en Canadá, entre la que hay que incluir, al menos, una visita al servicio de urgencias del hospital St. Catharines en Ontario. En dicho hospital, lamentablemente, no recibió ningún tipo de tratamiento, en parte (tal vez principalmente) debido al hecho de que había sido intervenido fuera de Canadá mediante un procedimiento endovascular no autorizado en nuestro país. En octubre, voló de nuevo a la clínica vascular en Costa Rica y fue tratado con anticoagulantes. Esto dio lugar a hemorragias incontrolables y el señor Mostic falleció.

La gran pregunta no es ¿quién tiene la culpa?, sino más bien "¿cómo podría haberse evitado la muerte del señor Mostic? Es evidente que si él no se hubiera tratado la CCSVI, no habría muerto de la forma en que lo hizo. Sin embargo, es fácil entender por qué el Sr. Mostic decidió someterse a la intervención de la CCSVI, si tenemos en cuenta que su EM fue progresando, y su neurólogo no tenía ningún tratamiento que ofrecerle que valiese la pena. No hay duda de que el tratamiento de la CCSVI ha ayudado considerablemente a miles de personas con EM, y de que las más de 12.000 (2) operaciones que se han efectuado, se han realizado sin que se produjeran efectos adversos de gravedad. Por lo tanto, el Sr. Mostic comprensiblemente eligió someterse a un procedimiento quirúrgico bien implantado en la práctica médica, muy seguro y potencialmente beneficioso, persiguiendo el objetivo de aliviar algunos de los síntomas en progreso de su enfermedad.

No tengo ninguna duda de que decenas de miles de personas con EM tomarán exactamente la misma decisión en los próximos 12 meses, y por las mismas razones. Desde un punto de vista puramente lógico y científico, someterse a la operación para tratar la CCSVI es la mejor decisión que una persona con EM puede adoptar, especialmente teniendo en cuenta la ineficacia de los medicamentos actuales para frenar la progresión de la EM, y los efectos secundarios potencialmente mortales de algunos de ellos (por ejemplo, el Tysabri, Gilenia).

Por lo que sabemos de los acontecimientos que condujeron a la muerte del señor de Mostik, parece que el mayor problema fue la falta de tratamiento dispensado por los médicos de Ontario. No se sabe en este momento si se negaron abiertamente a proporcionar cualquier ayuda o simplemente no saben cómo tratar un coágulo de sangre asociado con el implante de un stent en una vena. Sea cual sea la respuesta, el hecho de que el sistema de salud de Canadá fallara en tratar adecuadamente al Sr. Mostik es sin duda el factor explicativo más importante de su muerte y, por tanto, es el que debe abordarse si queremos evitar -o reducir al mínimo, en el futuro- las muertes asociadas a los muy raros efectos secundarios adversos derivados del tratamiento de la CCSVI.

La solución más razonable es que los neurólogos que tratan la EM dejen de esconder la cabeza debajo del ala y acepten la realidad. Deberían congratularse del hecho de que sus pacientes se sometan a un tratamiento potencialmente muy beneficioso y, sobre todo, deberían hacer lo posible por asegurarse de que sus pacientes reciben una atención médica adecuada tras su retorno del tratamiento de la CCSVI en el extranjero.

La actitud y la conducta que mantienen en la actualidad muchos neurólogos que denigran tanto la angioplastia venosa como a las personas que reciben este tratamiento son totalmente inaceptables, y están contribuyendo objetivamente a que se perpetúe una situación caracterizada por la inadecuada atención de seguimiento que reciben las personas con EM que reciben el tratamiento de la CCSVI. Los neurólogos que tratan la EM deberían hacer un análisis introspectivo acerca de su profesionalidad a la hora de enfrentarse a la CCSVI y deberían recordar que lo que se espera de ellos es que antepongan la salud de sus pacientes a sus prejuicios personales.

Estoy seguro de que algunos neurólogos utilizarán esta muerte desoladora para tratar de convencer a sus pacientes con EM de que no se traten la CCSVI. En línea con lo anterior, no nos sorprende ver al neurólogo más vilipendiado del mundo, Mark- “esto es un camelo”-Freedman (1), utilizar cruelmente la muerte del señor Mostik para subirse al podio de los charlatanes y empezar a despotricar y sembrar todo tipo de miedos infundados (" los riesgos, tal como hemos estado diciendo, son significativos "," el tratamiento es peligroso .. ") y burlarse, de un modo más propio de adolescentes, de las personas con EM (" las cosas que solían hacer, como untarse con pomadas y llevar una pulsera en la muñeca, en realidad, no les hacía daño "). No tenemos la más mínima duda de que no podemos esperar de él una actitud racional por lo que respecta al cuidado de las personas que han sido intervenidas de la CCSVI. Sin embargo, soy optimista y creo que otros neurólogos que tratan a pacientes de EM en Canadá harán lo que sea mejor para sus pacientes una vez que ha quedado claro que el problema de la falta de un seguimiento adecuado de los pacientes tratados de la CCSVI puede llegar a ser mortal.

En resumen, es muy lamentable que la Guerra de Liberación -que se está librando entre las personas con EM de un lado, y los neurólogos que los atienden y las asociaciones de pacientes de otro-, se haya cobrado una victima. La muerte del señor Mostic fue una tragedia evitable que esperamos haga aumentar la conciencia de los neurólogos en el sentido de que deben garantizar que sus pacientes con EM disfruten de una buena atención médica después de su regreso del tratamiento de la CCSVI.

Soy consciente de que la Guerra de Liberación continuará en el futuro inmediato, ya que, actuar en el asunto de la CCSVI en beneficio de los intereses de los pacientes de EM, daña los intereses económicos de los neurólogos, las asociaciones de pacientes y las compañías farmacéuticas que los patrocinan. Por tanto, menospreciarán el tratamiento de la CCSVI, mentirán diciendo que el tratamiento es peligroso y se emplearán a fondo para tratar de retrasar lo máximo posible los estudios clínicos sobre el tratamiento de la CCSVI: la verdad es siempre la primera víctima en cualquier guerra. Desde un punto de vista estrictamente monetario, hay diez mil millones de razones que hacen perfectamente comprensible su conducta. Sin embargo, es crucial que los neurólogos hagan borrón y cuenta nueva en todo este asunto, y pasen a apoyar a los pacientes con EM después del tratamiento de la CCSVI, porque, como hemos visto, es una cuestión de vida o muerte.

Notas del traductor.-

(1) Hace meses, el Dr. Mark Freedman calificó de “camelo” el descubrimiento de la CCSVI, lo que provocó la ira de todos aquellos que defienden la seriedad y relevancia del trabajo del Dr. Zamboni.

(2) He decidido mantener la cifra que figura en el original (12.000), aunque supongo que puede tratarse de un error tipográfico si tenemos en cuenta que la cifra estimada que manejaban los ponentes en la Conferencia sobre la CCSVI
celebrada en Glasgow (Escocia) los pasados 29 y 30 de octubre era de 3.000 pacientes de EM operados de la CCSVI en el mundo.

3 comentarios:

  1. INTERESANTISIMO!!!! YO PERSONALMENTE CUANDO LE COMENTE A MI NEUROLOGO QUE ME HABIA SOMETIDO A CCSVI UNA SEMANA ANTES DE VERME CON EL, EN VEZ DE PROPONERME ALGUN SEGUIMIENTO, PUES YA ESTABA HECHO, LO UNICO QUE ME DIJO FUE QUE TUVIERA CUIDADO NO SIENDO QUE NO MURIERA DE E.M PERO MURIERA DESANGRADO. ESO ES TODO LO QUE HIZO. DESPUES ME DIJO, VENGA EN SEIS MESES NOS VEMOS DE NUEVO.
    CREO QUE NO HAY QUE HACER MAS COMENTARIOS!!!!
    SALUDOS.

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  2. Es lamentable que se utilice la muerte de un paciente intervenido de CCSVI para desalentar su práctica y no se publiciten las muertes o casos de infección cerebral ocurridas por el uso de Tysabry, ni los suicidios provocados por la depresión severa causada por otro tipo de drogas ineficaces para frenar el avance de la EM.
    Es vergonzosa la actitud de algunos neurólogos, algunos pacientes y las farmacéuticas.

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  3. Anónimo:

    Ser licenciado en Medicina o especialista en Neurología no impide que se pueda ser un imbécil moral integral.Está claro. Otro ejemplo: una neuróloga le dijo en tono despectivo a un paciente que fue a la consulta a comunicarle que se iba a operar de la CCSVI lo siguiente: " Tu verás lo que haces...que disfrutes del efecto placebo..."

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