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lunes, 20 de diciembre de 2010

LA CCSVI EN ECTRIMS-2010 (y 2)

En la entrada de hoy presentamos una visión muy distinta de lo acontecido en el Congreso ECTRIMS de 2010 en relación con la CCSVI. Se trata del artículo titulado “Los últimos datos y su relevancia”, escrito por Ashton Embry y publicado en el último número de la revista británica “New Pathways”. A estas alturas del blog no tiene sentido presentar al autor ni a la revista: ya lo hemos hecho en otras ocasiones. Tampoco creo que proceda hacer valoraciones sobre quién informa y quién arroja humo por la boca; o, por decirlo de otra manera, entre quién informa con honestidad y quién nos toma por gilipollas. El lector puede juzgar por sí mismo:

Ashton Embry.- En el reciente Congreso de ECTRIMS se presentaron los resultados de 14 estudios que tienen relevancia para la CCSVI y la EM. De los 14 estudios presentados, 10 apoyan la idea de que la CCSVI está fuertemente asociada con la EM y de que probablemente contribuya al proceso de la enfermedad. Tres de ellos fueron negativos; y uno, curiosamente, proporciona información tanto positiva como negativa. Siete de los informes positivos proceden de la amplia labor de investigación realizada sobre la CCSVI y la EM en la Universidad de Búfalo. Hay que recordar que sus resultados proceden del estudio de un total de 499 sujetos, entre los que se incluyen 243 personas con EM, 21 con CIS (1), 15 con otras enfermedades neurológicas y 73 sujetos sanos.

La CCSVI está altamente asociada a la EM

La detección de la CCSVI se llevó a cabo principalmente mediante la tecnología de ultrasonidos Doppler y se encontró que la CCSVI era casi tres veces más común en personas con EM que en los sujetos sanos del grupo de control. Esto apoya fuertemente la idea de que la CCSVI está altamente asociada con la EM. Algunos resultados nuevos que consideramos pertinentes son que las personas con EM y CCSVI tienen un volumen significativamente mayor de lesiones, menor volumen de materia gris y un menor volumen cerebral que aquellos que sí tienen EM pero no tienen CCSVI.

Como señalan los autores, "La presencia de la CCSVI está significativamente relacionada con las lesiones más graves y la atrofia cerebral evaluadas mediante resonancia magnética", y esto constituye una evidencia sólida de que la CCSVI juega un papel importante en el proceso de la EM.

La CCSVI está asociada con los tipos más avanzados de la EM.

Los investigadores de Búfalo también encontraron que "los sujetos con CCSVI tenían una edad significativamente mayor que los sujetos sin CCSVI" y que "la presencia de la CCSVI en pacientes con EM estaba asociada con los tipos más avanzados de la EM y con una afectación más grave de los problemas motores, del cerebelo y del tronco del encéfalo". Estos hallazgos podrían significar que la presencia de la CCSVI provoca una esclerosis múltiple más severa; o que, de forma alternativa, el proceso de la EM agrava la CCSVI y, por tanto, cuanto más severa y durante más tiempo se padezca la EM, mayor será la insuficiencia venosa.

Otros resultados notables presentados por los investigadores de la Universidad de Búfalo son los siguientes:

1) La mayor incapacidad y la mayor duración de la enfermedad en la EM se correlacionan con un mayor contenido de hierro en el cerebro. Este hallazgo se relaciona con la CCSVI en tanto que la CCSVI proporciona una de las mejores explicaciones para el alto nivel de deposiciones de hierro en el cerebro.

2) El sistema vascular venoso del cerebro en personas con EM es significativamente menor que el de los sujetos de control sanos. Este fenómeno se achaca a la disminución del flujo sanguíneo cerebral (hipoperfusión). Este hallazgo tiene relevancia para la CCSVI porque se ha postulado que la CCSVI daría lugar a una hipoperfusión que a su vez podría causar el debilitamiento de la barrera hematoencefálica y la pérdida de la mielina.

3) "Las venografías realizadas mediante resonancia magnética (MRV) tienen un valor limitado tanto si se utilizan para el diagnóstico de la CCSVI, como si se utilizan para realizar un seguimiento de la misma". Este hallazgo es importante porque ayuda a evaluar los estudios que determinan la asociación de la CCSVI y la EM únicamente a través de la realización de MRV. Es evidente que estos estudios tienen "un valor limitado", sobre todo si el número de sujetos es pequeño y son realizados por personas con poca o ninguna experiencia previa en la detección de la CCSVI.

La angioplastia venosa es segura

Por último, los investigadores de la Universidad de Búfalo trataron a 15 pacientes con CCSVI mediante una angioplastia venosa para corregir cualquier obstrucción de las mismas. Los resultados de este trabajo son: la angioplastia venosa es un procedimiento muy seguro, la tasa de reestenosis fue moderada en las venas yugulares (29%) y nula en la vena ácigos, y hubo una disminución significativa en el número de lesiones durante los seis meses posteriores al tratamiento. Este estudio demuestra de forma indudable la presencia de la CCSVI en personas con EM y que el tratamiento de la CCSVI puede ser útil para retardar el proceso de la EM.

Más del 95% de los pacientes de EM tienen CCSVI

El Dr. Simka y su equipo de Polonia presentaron los resultados de dos estudios importantes. Sus conclusiones tienen como base el tratamiento clínico de 330 pacientes con EM y CCSVI, cifra que representa más del 95% de los pacientes que han evaluado. El hallazgo de que más del 95% de un total de 350 personas con EM hayan sido diagnosticados de CCSVI mediante venografías no deja ninguna duda de la alta asociación de la CCSVI con la EM.

Los stents parecen seguros pero se necesitan más datos

Otro hallazgo importante fue que no hubo efectos adversos graves en las 414 angioplastias venosas y en los 173 implantes de stents realizados. Estos datos demuestran que la angioplastia venosa es un procedimiento endovascular muy seguro, y también proporcionan cierta confianza en que el implante de stents puede ser también muy seguro, aunque se necesitan más datos y a más largo plazo.

Los médicos polacos encuentran, a diferencia de los resultados de Búfalo, que "la gravedad de las obstrucciones venosas no se correlacionan con la edad de los pacientes, ni tampoco con el periodo de padecimiento de la enfermedad". También encuentran que los parámetros de la CCSVI se correlacionan con diversas características clínicas de la EM (por ejemplo, el grado de minusvalía o con problemas en los ojos). Esto les lleva a establecer como conclusiones razonables que la "CCSVI puede desempeñar un papel en la patogénesis y la progresión de la EM" y que las malformaciones venosas son de origen congénito.

Estudios negativos

Se presentaron cuatro estudios negativos, pero todos ellos se realizaron sobre un número pequeño de sujetos si los comparamos con los estudios de Búfalo y Polonia. Uno de ellos se realizó en Alemania sobre un total de 59 pacientes y sólo se utilizó el ultrasonido Doppler para detectar la CCSVI. No encontraron la CCSVI, lo que es un resultado absurdo dados los resultados obtenidos en Búfalo y Polonia. Un estudio muy pequeño realizado en Holanda en el que se evaluó a 20 pacientes con EM utilizando venografías realizadas mediante resonancia magnética (MRV) para detectar la CCSVI sólo encontró que la tuvieran 4 de ellos. La establecida falta de fiabilidad de las MRV, el pequeño número de sujetos objeto de estudio, y la falta de experiencia de los investigadores, permiten explicar fácilmente tales resultados. Un estudio realizado en Italia analizó a 50 pacientes con CIS tratando de detectar la CCSVI mediante ecografías Doppler. Encontraron que sólo ocho (16%) tenían CCSVI. Este resultado se debe probablemente a que las pruebas de la CCSVI se realizaron sólo a pacientes con CIS y al hecho de que se utilizara como técnica diagnóstica la ecografía Doppler, que es muy dependiente del operador y por lo tanto poco fiable a veces.

El último estudio se realizó en el Líbano e incluye algunos resultados positivos y otros negativos. Es importante destacar que los investigadores utilizaron venografías para detectar la CCSVI por lo que sus resultados tienen que ser tomadas en serio. Encontraron que 12 de cada 13 (92%) de las personas afectadas de EM durante un periodo superior a 10 años tenían anomalías venosas, resultado que es consistente con los de Polonia (es decir, indicarían una alta asociación entre la CCSVI y la EM). En las personas afectadas de EM durante un periodo inferior a 5 años, encontraron que sólo 6 de cada 18 (33%) tenían problemas venosos. Esto sugiere que la CCSVI puede empeorar con el tiempo y hacerse patente conforme la EM avance tal como indican los resultados de Búfalo. Por último, sólo una de cada once personas con CIS presentaba anomalías venosas (9%). De nuevo, esto puede indicar que, o bien la CCSVI es más difícil de detectar al inicio de la EM; o bien, que se va desarrollando conforme progresa la EM. En contraste con estos datos, los investigadores de Búfalo, más experimentados, encontraron que alrededor del 40% de los sujetos CIS tenían CCSVI y que el 75% de ellos presentaba al menos una anomalía venosa.

Incertidumbre sobre si la CCSVI es causa o efecto de la EM

¿Qué nos dice toda esta nueva información? Los estudios sobre cientos de sujetos y el uso de la venografía por médicos con experiencia producen, con mucho, los resultados más fiables. Estos trabajos nos dicen que la CCSVI está altamente asociada con la EM (> 90%) y que muy probablemente contribuya al proceso de la EM. Sin embargo, sigue siendo una incertidumbre si la CCSVI es una causa o un efecto de la EM. También es evidente que los estudios pequeños que utilizan solamente técnicas no invasivas para determinar la presencia de la CCSVI son muy poco fiables y los resultados no pueden ser tomados en serio.

En resumen, los nuevos resultados apoyan fuertemente la idea de que la CCSVI está involucrada en la EM y, por tanto, es importante que todas las personas con EM sean examinadas y tratadas de la CCSVI tan pronto como sea posible.

(1) CIS son la iniciales en inglés de Clinically Isolated Sysndrome, síndrome clínico desmielinizante aislado (SCA).

Autor: Ashton Embry. New Pathways, issue 64, Noviembre-Diciembre, 2010.

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